Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Y a veces, cuando se cierran las puertas y las ventanas, la vida revienta a través de los agujeros.
Quebrantos. La vida a través de un agujero
«Mi tío Andrés no era un tipo corriente. Por convicción o por tozudez vivía desenganchado del mundo. Enviar un email podía ser tan complejo como descifrar el algoritmo de Google y Twitter era poco menos que un universo paralelo. Tardó muchísimo en aceptar un teléfono móvil y siempre lo manejaba a regañadientes...» sigue leyendo
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